lunes, septiembre 16, 2024
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Abejas sagradas mayas

La abeja melipona, también conocida como abeja maya, tiene una relevancia ancestral en la biodiversidad del sureste de México. Además de su papel crucial en la polinización, posee un gran valor cultural en la Península de Yucatán. Desde 300 años antes de la llegada de los españoles, los mayas ya veneraban a esta abeja, usándola en ceremonias religiosas y como ofrenda a sus dioses. Actualmente, se han registrado más de 20,000 especies de abejas clasificadas en nueve familias, seis de las cuales están presentes en México, con más de 1,800 especies descritas.

En Yucatán, una de las especies típicas es la melipona beecheii, conocida como «La abeja sagrada maya». Esta abeja es distinta de la común Apis, ya que no tiene aguijón, lo que la hace más vulnerable. Su apariencia y tamaño, más pequeños, suelen hacer que se la confunda con moscas o mosquitos. Aunque produce miel, la cantidad es mucho menor en comparación con la abeja común; una colmena de meliponas produce solo un litro y medio de miel al año, lo que la hace más valiosa y con mayores propiedades curativas.

El sabor de su miel varía según la floración, desde ácido hasta amargo. Los meliponicultores han aprendido a interactuar con sus colmenas, apoyándolas al proporcionarles cera y cuidando la temperatura para evitar daños. La polinización por las meliponas es fundamental para la producción de frutas y vegetales, como cítricos, aguacate y mango, asegurando la calidad de las cosechas y la estabilidad económica de los agricultores.

La conservación de las meliponas es vital para preservar tanto la biodiversidad como el patrimonio cultural maya. Sin embargo, enfrentan amenazas como la destrucción de sus hábitats, el uso de pesticidas y el desconocimiento que lleva a su eliminación. También el calentamiento global y la contaminación representan riesgos. Protegerlas no solo mantiene vivas las tradiciones ancestrales, sino que también asegura un futuro sostenible para las comunidades dependientes de ellas.

Cada colmena tiene una sola reina, cuidada por las demás abejas hasta que se vuelve improductiva, momento en el que se permite a una abeja princesa tomar su lugar. La colmena cuenta con una abeja guardiana que defiende la entrada, permitiendo solo el acceso de los miembros reconocidos por su olor.

La melipona es vista como un vínculo entre humanos y dioses, y la cosecha de su miel es más que un acto agrícola, es una ofrenda. Se cree que las abejas pueden detectar la energía de una persona y su zumbido tiene efectos terapéuticos. En lugares como el meliponario Lol Ha en Maní, se realizan experiencias sensoriales con estas abejas.

Fátima Castillo, quien heredó el cuidado de las colmenas de su familia, ha descubierto las propiedades curativas de la miel para mantener saludables a sus hijos. Además, utiliza productos de la colmena para crear cosméticos naturales. Comparte su conocimiento con la comunidad en Pachpakal, también en Maní. Acercarse a estos cuidadores de la abeja sagrada maya permite conocer el meticuloso trabajo que realizan, cuyo impacto va más allá de la producción de miel, ya que también proveen bienestar a través del sonido de sus abejas.

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