Había grandes expectativas sobre la llamada entre Donald Trump y Vladimir Putin, pero los resultados fueron decepcionantes.
Según el Kremlin, Trump propuso una pausa de 30 días en los ataques rusos a la infraestructura energética de Ucrania. Putin aceptó, pero exigió que EE. UU. dejara de apoyar militarmente a Ucrania como condición para un posible acuerdo de paz.
Putin también advirtió que supervisar un alto el fuego total de 30 días implicaría «graves riesgos». No hubo acuerdo sobre este punto.
El Kremlin informó que Rusia liberará a 175 prisioneros y a 23 soldados ucranianos heridos. Trump y Putin también hablaron de normalizar relaciones y de cooperación económica.
Un detalle inusual fue que Trump respaldó la propuesta de Putin de organizar partidos de hockey entre equipos de EE. UU. y Rusia.
Sin embargo, analistas ven la llamada como una táctica de Putin. Mijaíl Komin explica que el ruso busca aparentar concesiones menores, retrasar acuerdos y resaltar su relación especial con Trump.
La politóloga Alexandra Filippenko señaló que, aunque el intercambio de prisioneros es positivo, la conversación no logró el alto el fuego esperado.
Trump, en tanto, parece aceptar la ocupación rusa de Crimea, Donbás y otras regiones ucranianas.
Para el analista Anton Barbaschin, el futuro de Ucrania dependerá de si Europa compensa la reducción del apoyo militar de EE. UU.
Este 19 de marzo, un día después del pacto de alto el fuego, Ucrania denunció nuevos ataques rusos a su infraestructura.
Mientras tanto, Trump y Zelenski sostuvieron una llamada para discutir lo acordado con Putin. Trump calificó la conversación de «muy buena» y aseguró que van «por buen camino».
El Kremlin insiste en que Putin y Trump confían mutuamente, mientras Ucrania desconfía del alto el fuego y teme que Washington recorte su ayuda.
Con información de DW
bvp
