Fernando “Toro” Valenzuela fue recordado ayer por “tener el corazón de un león” a lo largo de su destacada carrera como lanzador con los Dodgers de Los Ángeles durante un funeral que destacó su gran fe católica.
El arzobispo José Gómez roció agua bendita sobre el ataúd de Valenzuela y luego esparció incienso sobre él. Cerca, un retrato de Valenzuela sonriendo descansaba contra el altar.
“Su muerte llegó demasiado pronto, no se esperaba”, dijo el reverendo James Anguiano en su sermón.
La misa pública en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en el centro de Los Ángeles incluyó a aficionados vistiendo indumentaria de los Dodgers, algunos con el jersey número 34 del ídolo mexicano.
Muchos sostuvieron sus teléfonos celulares para grabar momentos.
Valenzuela falleció el 22 de octubre a los 63 años, tres días antes de que los Dodgers comenzaran su marcha a la conquista de su octavo campeonato de la Serie Mundial, en la que vencieron a los Yanquis de Nueva York en cinco juegos.
No se dio a conocer la causa de la muerte.
“Realmente creo que Fernando esperaba presenciar a los Dodgers ganar la Serie Mundial este año, pero ya saben, él presenció a los Dodgers como campeones de las Mayores”, dijo Anguiano.
“Fernando tenía un asiento en primera fila, perfecto desde el cielo. Sé, como estoy parado aquí, que Fernando está allá arriba, nos está haciendo saber que está bien y se encuentra celebrando junto con los Dodgers en su campeonato de la Serie Mundial”, dijo Mike Scioscia, quien fue el receptor de Valenzuela en muchas de sus aperturas en 1981, incluyendo la blanqueada de cinco hits en el día inaugural.
Los Dodgers ganaron la Serie Mundial ese año al superar a los Yanquis en seis juegos. Valenzuela es el único jugador en ganar los premios Cy Young y Novato del Año de la Liga Nacional en la misma Temporada.
Fernando Valenzuela hijo dio un emotivo elogio de su papá en español, haciendo pausas para secarse la cara con un pañuelo blanco. La esposa del “Toro”, Linda Burgos, y sus otros hijos, Ricardo, Linda y María, estaban sentados en la primera fila, junto con sus nietos. El mariachi Sol de México tocó y cantó en la misa.