La Tierra es hoy el único planeta del Sistema Solar con abundante agua y condiciones adecuadas para la vida, pero hubo una época, hace muchos millones de años, en la que Venus y Marte, que son planetas rocosos como el nuestro, eran muy diferentes a cómo son actualmente.
Uno de los enigmas de la astrofísica es cómo Venus, en el que había abundante agua, se convirtió en un gigantesco desierto, muy seco e inhóspito para la vida. Una investigación publicada este lunes en la revista Nature propone una explicación para entender la denominada historia del agua en Venus. Y es que pese a que es el planeta más cercano al nuestro, las nubes que lo cubren de forma permanente han dificultado su estudio.
Este nuevo trabajo, liderado por científicos planetarios de la Universidad de Colorado Boulder, en EEUU, se basa en simulaciones informáticas, y según sus autores, podría ayudar también a entender en qué condiciones puede haber agua, y por qué algunos mundos de nuestra galaxia, fuera del Sistema Solar, la tienen y otros no.
«Venus tiene 100.000 veces menos agua que la Tierra, a pesar de que básicamente ambos tienen el mismo tamaño y su misma masa», ha explicado en un comunicado Michael Chaffin, coautor de la investigación y científico del Laboratorio de Física atmosférica y espacial (LASP) de esa universidad.
Y es que como destaca la autora principal, Eryn Cangi, probablemente Venus era casi idéntico a la Tierra, y sus hallazgos revelan nuevas pistas para entender por qué hoy es tan diferente: «Estamos tratando de descubrir qué pequeños cambios ocurrieron en cada planeta para llevarlos a estos estados tan diferentes».
Para hacernos una idea de esas diferencias en lo que a contenido e agua se refiere, la investigadora hace la siguiente comparación: «Si cogieras toda el agua de la Tierra y la extendieras por el planeta como si fuera mermelada sobre una tostada, obtendrías una capa líquida de aproximadamente tres kilómetros de profundidad. Si hicieras lo mismo en Venus, donde toda el agua queda atrapada en el aire, esa capa tendría sólo tres centímetros de grosor», señala.
UN GIGANTESCO LABORATORIO DE QUÍMICA
Para realizar esta investigación, los científicos concibieron el planeta como un gigantesco laboratorio de química, centrándose en las diversas reacciones que ocurren en su atmósfera. Mediante esas simulaciones informáticas, descubrieron que los átomos de hidrógeno presentes en la atmósfera de Venus salen disparados hacia el espacio a través de un proceso conocido como «recombinación disociativa», lo que hace que pierda agua. La cantidad que pierde el planeta cada día, según este estudio, es el doble de lo que se había estimado en estudios anteriores.
En concreto, creen que en la parte superior de la atmósfera venusiana debe haber una molécula llamada HCO+ (un ion compuesto por un átomo de hidrógeno, uno de carbono y otro de oxígeno) que podría ser la responsable de que se escapara el agua del planeta, según este equipo.
Los científicos sospechan que hace miles de millones de años, durante la formación de Venus, el planeta recibió aproximadamente tanta agua como la Tierra. En algún momento, las nubes de dióxido de carbono en la atmósfera de Venus desencadenaron el efecto invernadero más poderoso del Sistema Solar, elevando eventualmente las temperaturas en la superficie a unos abrasadores 480 grados.
LA MOLÉCULA HCO+
En ese proceso, el agua de Venus se habría convertido en vapor de agua y la mayor parte habría ido a parar al espacio. Pero esa evaporación que tuvo lugar hace tanto tiempo no puede explicar por qué Venus está tan seco ahora, según los científicos. Chaffin usa esta analogía: Si vacías una botella de agua, todavía quedarán algunas gotas. Pero en Venus, casi todas las gotas restantes también desaparecieron. Y según su hipótesis, la culpable sería esa molécula, HCO+.
Se trata de una molécula que se produce constantemente en la parte superior de las atmósferas, cuando el agua se mezcla con dióxido de carbono. En una investigación anterior, los científicos habían propuesto que la molécula HCO+ podría ser la responsable de que Marte perdiera buena parte del agua que tenía.
En lo que respecta a Venus, creen que HCO+ se produce continuamente en la atmósfera pero los iones individuales no sobreviven durante mucho tiempo. Los electrones presentes en la atmósfera se encuentran con estos iones y se recombinan para dividirlos en dos. En ese proceso, los átomos de hidrógeno se separan e incluso se desplazan hacia el espacio, robándole a Venus uno de los dos componentes del agua.
En el nuevo estudio, el equipo calculó que la única forma de explicar la escasez de agua actual en Venus es que el planeta albergue en su atmósfera volúmenes de HCO+ mayores de lo estimado hasta ahora.
Aunque no se ha observado todavía la molécula HCO+ alrededor de Venus, Chaffin y Cangi argumentan que esto es debido a que no han tenido los instrumentos adecuados para detectarla. Ninguna de las naves que han explorado este planeta vecino, argumentan, llevaban equipos capaces de detectarla.
Aunque tradicionalmente las misiones a Marte han sido mucho más numerosas que Venus, en los últimos años se han aprobado o están en vías de hacerlo el desarrollo de varias naves para explorar su atmósfera.
Para finales de esta década está previsto el lanzamiento de la sonda de la NASA DAVINCI, que descenderá a través de las capas de la atmósfera de Venus hasta la superficie del planeta, en 2030. Será la primera misión que estudie este planeta con una nave espacial sobrevolándolo y con una sonda de descenso. Aunque tampoco podrá detectar HCO+, los investigadores tienen la esperanza de que una misión futura pueda hacerlo. «No ha habido muchas misiones a Venus. Pero las que se han planificado recientemente aprovecharán décadas de experiencia colectiva y un floreciente interés en este mundo para explorar los extremos de las atmósferas planetarias, la evolución y la habitabilidad», asegura Cangi.
Texto por: Teresa Guerrero