Después de que el bordado maya yucateco fuera designado como Patrimonio Cultural Intangible del Estado, las mujeres bordadoras expresaron su alegría por contar con un mecanismo que proteja esta actividad arraigada en sus tradiciones y que forma parte fundamental de la identidad de los yucatecos.
Cándida Jiménez Bojórquez, originaria de Maní, lleva 37 años dedicada al bordado maya, al cual considera como una valiosa herencia. Para ella, la declaratoria brinda un respaldo necesario para preservar esta expresión cultural y evitar la apropiación indebida por parte de terceros, asegurando así la continuidad de la tradición.
Mayra Chi Pérez, bordadora de San José Oriente en Hoctún, coincide en que esta designación otorga el reconocimiento merecido al trabajo ancestral de las mujeres mayas. Considera que ahora la labor de bordado será más valorada y respetada, destacando su importancia como parte integral de la identidad cultural.
María Elisa Chavarrea, directora de Patrimonio de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), resalta que la declaratoria resalta el arduo trabajo detrás del bordado yucateco, reconociendo su singularidad y valor artístico. Además, señala que esta designación permitirá la creación de un plan de salvaguarda para proteger y promover esta expresión cultural.
Las bordadoras sugieren la implementación de talleres de bordado en las escuelas de las comunidades para transmitir este conocimiento a las nuevas generaciones y así mantener vivo este patrimonio. Consideran fundamental que las niñas aprendan esta habilidad ancestral como una forma de conectar con sus raíces y preservar la tradición para el futuro.